10/6/15

Lagartijismo 2015: Aranjuez II

 Con las primeras luces del día, los aljezales de Aranjuez donde cogemos lagartijas casi parecen un lugar amable, pero enseguida empieza a apretar el sol y a uno le vienen a la mente todos los adjetivos bíblicos aplicables al páramo: soles y calores, sudores y polvo, escorpiones y serpientes... de todo eso hay en Aranjuez, a mayores de lagartijas; y de todo vimos el lunes, tras pasar allí de sol a sol capturando las diez que nos hacían falta.

 Pero aunque me queje, sabéis que disfruto en el campo, y más cuando éste contrasta tanto (el polo opuesto, prácticamente) con el que me vio crecer en Galicia. En esta foto, además de a Álex pequeñito a la izquierda, se ve cómo la vegetación va creciendo en pisos, según sus requerimientos. En el fondo del valle, donde más suelo y humedad se acumula, creció en invierno y primavera un pasto ya abrasado por el sol, donde predominan mil y un tipos de cardos a cada cual más espinoso, para mi deleite. En la llanura, apenas un metro por encima del anterior, crece un ontinar cenizo, entreverado de mil y una plantas propias de estos ambientes extremos. Entre ellas, romeros y varios tipos distintos de tomillo, que alivian al menos con su olor la pesadez de tener que atravesarlos; olor que dura en las botas hasta días después de haber atrochado entre las matas. En las laderas más soleadas (izquierda), lejos del fondo de valle que en invierno resulta demasiado frío y húmedo, crecen las densas matas de esparto. Y a partir de las laderas orientadas al norte, las coscojas se van extendiendo poco a poco, reclamando todo el terreno del que son capaces hasta que las cabras o el fuego pongan el contador a cero.

 Este año en el campo estoy viendo más insectos palo que en toda mi vida, y no sólo en Aranjuez, sino en las cuatro localidades. Además, constantemente levantamos de las matas conejos que huyen despavoridos. Motivos no les faltan, pues las zorreras abundan también, se dejan ver de tanto en cuanto las velocísimas culebras bastardas, e incluso levantamos sin querer un búho real de su reposadero diurno en el interior de una coscoja. Y además currucas rabilargas y tomilleras, cogujadas montesinas, pardillos, alcaudones reales... y el gorjeo tropical de los abejarucos, acompañándonos durante toda la jornada.

Y para descansar de tanto sol, mucha agua en la mochila, y mucha más al comer a orillas del Tajo. Volvíamos el lunes a Aranjuez dando comienzo a la segunda vuelta de nuestros muestreos de 2015, y todavía volveremos a El Pardo, Brihuega y Navacerrada siempre que las tormentas nos lo permitan. Más entradas por llegar...

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